


La Motonáutica en la Isla de Gran Canaria, comenzó allá por el año 1977/78, de la mano de un gran empresario y mejor persona, me refiero a Don Virgilio Suárez Almeida, gran amante de La Mar en toda su extensión, un hombre pionero en la navegación en la Isla, gran amante de la Pesca Deportiva, impulsó la Cruz Roja del Mar y magnifico deportista náutico.
Don Virgilio Suárez Almeida, animó a un grupo de amigos, a reunirse algún que otro domingo, para navegar en embarcaciones más o menos rapidas en la bahía de la Playa de Las Alcaravaneras. Las citadas embarcaciones iban impulsadas por motores fuera borda de la época. También solían practicar el Esquí Acuático, su hijo Virgilio Suárez Junior, prontó destacó en el Esquí.
Por aquellos años, eran privilegiados los que podían permitirse el "gran lujo" de poseer una embarcación de esas carácteristicas, yo particularmente los definiría como "Hijos de Papá". Por supuesto, sus padres eran socios del Real Club Náutico y del Club Motonáutico. Don Virgilio, fué Socio Fundador de éste último, ubicado en la entrada del populoso Muelle de Santa Catalina, y sino recuerdo mal, fué tambíen su Presidente.
Las embarcaciones por aquellos tiempos nada tenían que ver con lo que hoy se ve. Para aquellos tiempos cubrian el espediente, pero si lo que uno queria era velocidad, habia que recurrir a un manitas en la mecánica y se podian sacar algunas millas de más de lo normal. Aquí habían muchas Glastron-La Raya y algunas Riva, estas últimas eran las más sofisticadas y de una linea muy especial. Al principio les muestro algunas de ellas con las que se hicieron los primeros pinitos.
Los primeros en prácticar este tipos de carreras entre amigos, fueron: Antonio Falcón, responsable del establecimiento dedicado a la Náutica de la empresa ALCORDE, con la representación de los motores Fuera Borda Mercury; Manolín Falcón, mecánico de los Fuera Bordas, Jhonson, un empleado de la Fabrica de Tabacos Favorita del desaparecido empresario Eufemiano Fuentes, el amigo Marino, Virgilio Suárez Junior y como no, D. Virgilio Suárez Almeida. Las carreras que se hacían, era desde el Real Club Náutico de Gran Canaria, en la Playa de Alcaravaneras, hasta el Parque de San Telmo y si el tiempo estab bueno, llegaban hasta el barrio marinero de San Cristóbal, ida y vuelta y ahi acababa todo. Los domingos claro.
No existian reglamentos, puesto que no existian reglamentos, ni ningún organismo federado.
Recuerdo que un día, D. Virgilio Suárez Almeida, sufrio un accidente, al salir despedido de su embarcación, sufriendo daños de consideración, de los que se recuperó pasado algún tiempo. La cosa se enfrio un poco y mientras Virgilio Suárez Junir, seguia su gran afición al esqui, raro era el domingo que no se le veia en la bahía de la Playa de las Alcaravaneras, practicándolo.
Un Comandante del Ejercito del Aire, Don Juan José Fuentes Jimenez, amigo de D. Virgilio, le comenta que existía una Federación Española de Motonáutica y que sería bueno ponerse en contacto con la misma y tratar de crear una Delegación Insular, para que al menos los aficionados que ya se conocian estuvieran federados y tratar de organizar este nuevo deporte en principio en la capital y luego ya se vería. De las conversaciones se pasan a los echos y de la noche a la mañana se crea la Delegación de Motonáutica de Las Palmas, siendo nombrado por Madrid D. Juan José Fuentes Jimenez. Las primeras licencias como deportistas, se hacen a través del Club de Automovilísmo de Las Palmas y pertenecientes al Real Club Náutico y se empiezan a organizar algunas carrerillas, ya en esta etapa, se trazan unos circuitos en forma de triángulos y se señalizan con unas boyas para que las embarcaciones giraran. Así comienza la Motonáutica en Las Palmas de Gran Canaria. Los propios pilotos montaban y desmontaban el circuito y ellos mismos costearon los materiales a emplear, ya se les exigía que llevaran cascos, chalecos salvavidas y esas cosas para evitar al menos sin magulladuras, pues los golpetazos contra la mar, dejaban algunas veces sus huellas en el cuerpo.
En principio eran tres o cuatro lanchas y los espectadores, eran sus familias, esposas, novias, hermaos y amigos. Se podría decir que en familia. Como la mayoria tenian que ver con el mundo de la náutica, habían mecánicos y compañeros de trabajo.
El que subscribe, por aquel entonces se estaba aficionando a la mar, primero fué un bote de remos para entretenerse pescando, luego le puso un motorcito de 7,5 hp y al poco tiempo lo cambia por algo mayor y con una cabinita, para navegar algo más resguardado de los rayos solares con un motor superior 70 hp, e incluso con un auxiliar pequeñito. La afición empieza y son muchas las visitas a la casa del motor, en este caso era un Mercury de la firma Alcorde S.L. y lo tipico, los fines de semana acudia a la tienda a buscar aceite para el fuera borda, alguna que otra revisión, alguna reparación y fui familiarizandome con el que luego sería y sigue siendo un gran amigo Antonio Falcón, el jefe del taller Ricardo Alonso y asi fui entrando en este mundo. Recuerdo que un sábado por la mañana acudi a buscar aceite y vi un movimiento en el taller distinto al acostumbrado, estaban preparando un barco y un motor para una carrera que se iba a celebrar al día siguiente domingo, en la parte trasera del Muelle del Generalisimo, hoy de León y Castillo, que por cierto se estaba ampliando y se le denominaba El Sebadal.
Aquel domingo acudí a ver la carrera, donde habian unos seis o siete barcos todos distintos, motores de distintas cilindradas, pero eso si, el colorido, el rugir de los motores y las estelas que dejaban en el agua eran espectaculares. Tanto me gustó, que cuando terminaron, me dirigí al amigo Antonio Falcón, preguntándole que hacia falta y que había que hacer, para poder participar también. Su respuesta fué escueta: tener un barco y ganas de correr.
El barco lo tenia, nada que ver con lo que había visto aquel domingo, las ganas las tenía, solo faltaba consultarlo con la esposa y a ver que pasaba.
Los fines de semana, los pasaba en el Sur de la Isla, concretamente en Puerto Rico, disfrutando enormemente con la familia, una niña pequeña que le encantaba la mar y la esposa. Al domingo siguiente y en las tranquilas y transparentes aguas de Puerto Rico, traté de imitar lo que había visto el pasado domingo y claro, me creia que volaba y que yo corria más que nadie ¡que incauto!.
Al fin convencí a la señora, argumentándole que una vez al mes habían carreras, que traía el barco a Las Palmas capital y luego lo volvía a llevar al sur, y así ocurrió. Dos meses duraron las idas y venidas. Las mañanas de los domingos cuando habían carreras no se pasaba nada mal, pues en el muelle se juntaban las mujeres de los demas pilotos con sus hijos y ya habían casi diez o doce barcos. Ellas lo pasaban bien, pues charlaban de sus cosas, los niños correteaban por el muelle y cuando terminaba la carrera, nos ibamos todos juntos a comer y la tertulia despues era comentar como había pasado fulanito a menganito en la baliza tal o cual y el ambiente era maravilloso. Pero claro. yo con aquel tipo de barco, no me comia un rosco, era un barco de paseo total, con una cabina de unos cinco metros y algo, con dos literas, colchonetas, cristales, etc. etc., por lo que decido cambiarlo por otro tipo más adecuado. Entrego el mio a la casa Alcorde y saco una Glastron La Raya, tipo zapatilla, muy chatita, con un potente motor Mercury de 85 hp y el amigo Antonio Falcón y el Jefe del Taller, Ricardo, me preparan el nuevo barco unicamente para correr. Los cuatro sillones desaparecen, por dos (piloto y copiloto), un tanque de gasolina fabricado de fibra embutido en el piso, los tapizados fuera. Aquello ya era otra sensación, ahora había que amarrarse los machos y aprender a marchas forzadas.
Poco a poco y con la ayuda y consejos del amigo Antonio Falcón, muchos entrenamientos, voy adquiriendo experiencia y lo que más, me gusta, casi todos los fines de semana nos juntabamos tres o cuatro para entrenar, para cuando llegará el día de la próxima carrera.
En la Isla hermana de Tenerife, nos llevaban muchos años por delante, había mucha afición, unos barcos maravillosos y unos pilotos muy experimentados que incluso habían participado en distintos puntos de la península.
En una ocasión recuerdo que le comentamos al que era el Delegado, al Sr. Fuentes como se le llamaba, que porqué no invitaba a los "chicharreros", pues ya casi rozabamos la docena de embarcaciones y nos sentiamos con ganas de competir con alguien más que no fueramos los de siempre. Eso suponia un gasto tremendo, pues había que trasladar los pilotos y sus barcos desde Tenerife a las Palmas, y viceversa, alojamiento al menos una noche en nuestra isla, como mínimo invitarles a comer y lo principal, la entrega de trofeos, nuestra Delegación era muy pobrecita. Pero con todo y con eso, seguiamos insistiendole al Delegado o Presidente Sr. Fuentes y el tiempo pasaba.
El Sr. Fuentes por aquel entonces tenia un proyecto muy bonito, diseñar un barco a motor para que niños a partir de 11 o 12 años aprendieran a competir mediante cursillos especiales, con un reglamento unico y diseñado por el mismo. El prototipo se había empezado a construir, primero se tenía que hacer el molde, luego las pruebas, y el final la homologación por parte de la Federación Española de Motonáutica y de la Unión Internacional de Motonáutica o Federación Internacional, con sede en Bélgica. Toda una odisea. Pero el proyecto valia la pena. Nuestros hijos estaban entusiasmados con este deporte y ya habían muchos con la edad para aprender.
Los medios informativos locales, prensa radio y televisión, nos dedicaban algunos espacios en sus medios y de alguna manera se empezaba a hablar de esta nueva modalidad deportiva en lo que a náutica se refería, pues en vela, se batian records de gran altura, tanto a niveles nacional e internacional y más tarde hasta triunfos olímpicos.
Cada tarde, la mayoria de los pilotos nos reuniamos en Alcorde sección náutica de la calle Luís Antúnez 51, ¿recuerdan, la que fué la fabrica de cigarrillos cumbre?, a partir de las siete o siete y media de la tarde, recalabamos casi todos por alli y las tertulias eran extraordinarias, el que más sabía era Antonio Falcón, como lo era también el amigo "Marino", Juan Nieto Tato (q.e.p.d.), era el maestro de la fibra de vidrio, terminaba su jornada de trabajo en la fabrica de tabacos La Favorita y comenzaba en Alcorde la jornada con los barcos de carrera. Los barcos sufrian bastante en las carreras y despues de estas, había que repararlos.
No nos cobraba por su trabajo, solo se compraba el material (la resina y la fibra de vidrio) y muchas veces hasta corría por cuenta de la firma Alcorde, con el beneplacito de Antonio Falcón, gerente de la sección de náutica y de Ricardo Alonso Viera (q.e.p.d.) en lo que a mecanica se refiere, siempre lo teniamos todo solucionado. Dos grandes compañeros y amigos.
Lo digo ALTO y FUERTE, le pese a quien le pese, Gracias a Alcorde S.L. a Antonio Falcón, Marino y Ricardo, la Motonáutica en Gran Canaria subio como la espuma, la ayuda que nos daban fué primordial, núnca se escucho la palabra NO, siempre había una solución, aparecía una persona que le gustaba y quería competir y no disponia de medios, Alcorde ponía los medios y siempre se encontraban respuestas afirmativas.
Pues bien, como decia más arriba, en las tertulias de cada día, yo me mostraba siempre interesado en traer a los pilotos de Tenerife, hasta que un día Antonio Falcón, después de consultarlo con sus superiores D. Juan y D. Armando Medina, (propietarios) también fallecidos (q.e.p.d.) nos dió la noticia de que Alcorde correría con los gastos para organizar aquella regata tan deseada por todos "Grancanarios frente a Chicharreros" y quieren saber que fué lo que pidió a cambio, NADA.
Un servidor fué el que se encargó de los trámites de conseguir con la Cía Trasmediterránea, que los fletes de las embarcaciones casi no costaran nada y que los billetes de los pilotos y seguidores tuvieran un precio minimo y asi fue. Se confeccionaron unos carteles llamativos con fotos espectaculares de los amigos y queridos hermanos Méndez, con sus famosos y temidos "Pajaros Amarillo y Negro", que con sus potentísimos motores Evinrude de 235 hp. hacían saltar al aficionado y al que no lo era, pero los veía. Solo vinieron dos embarcaciones, los dos hermanos Méndez y sus dos pájaros, con sus correspondientes coopilotos. También hay que decir que al igual que aquí, allá tambien era una gran familia, pues les acompañaban sus esposas e hijos y eso si, una piña de aficionados, y al frente de todos el Presidente de la Federación Tinerfeña de Motonáutica, D. José María Montesdeoca (q.e.p.d.). Con pena lo decimos, ya son muchos los que no estan con nosotros y lo sentimos profundamente todos los que quedamos y los recordamos.
La regata fué todo un éxito, tanto en organización, como en el compañerismo de todos. Como era de esperar nos ganaron bien ganados, eso si, perdimos con mucho gusto y disfrutamos todos como enanos. Debido a la publicidad que se hizo, el público acudio como jamás lo había heccho y también disfrutaron mucho, eso hizo crecer un poco más la afición.
Continuará . . . . .
Fernando Ruiz Caso
Ex-Presidente de la Federación Provincial de Motonáutica de Las Palmas
1979 - 1994